domingo, 1 de junio de 2008

OBSESIÓN, ADICCIÓN Y FATALISMO.

"Un alma de mujer atrapada en el cuerpo de un hombre", se dijo en la reunión. Se presenta en el prólogo la tesis de que Lorca proyectó en Yerma su impotencia por no poder concebir un hijo. Transpone el asunto a la figura de la mujer deseosa de maternidad, cuyo marido no colma su deseo, pero que al mismo tiempo es incapaz de transgredir los límites de una férrea moral que impera en el mundo rural y, que sin embargo, es transgredida de manera hipócrita bajo el barniz de los supuestos milagros del santo.

Para Yerma, no es opción la infidelidad, ni el abandono de su marido. No lo ama, es un marido impuesto y aceptado. Su pasión es hacia otro hombre, pero media entre ambos una frontera invisible construida con valores oscuros de una España negra. Tampoco ese hombre parece muy predispuesto a dar un paso en la dirección en que Yerma lo incita veládamente. Todos los hombres de la obra, aparecen siempre a través de la óptica de la mujer. Nunca existe un diálogo en escena entre dos hombres sin la presencia de una mujer, de Yerma.

Yerma es un personaje ciertamente exagerado, llevado a una situación de obsesión cuya solución no consiente. Se niega a la infidelidad que le proponen otros personajes, defiende su honra y su fidelidad a su marido, pero se niega a aceptar su destino de mujer sin hijos y se va encerrando en un laberinto de obsesión y rabia que tiene un trágico centro. Decía con mucha razón J. A. Carmona, que Yerma es una enferma mental, una depresiva adicta, que no sólo se atormenta con su situación, sino que no opta por una salida posible. Si su deseo era ser madre, sería más feliz siendo madre en solitario que casada con un marido decepcionante que no le proporciona sino frustración.

Los parlamentos de Yerma, están escritos por un ser que evidentemente sentía de manera íntima la femeneidad. Se habló de Lorca y Almodóvar, de su elección y predilección por las mujeres como protagonistas. Las palabras de Yerma sonpoesía sombólico que habla de lo profundo que se esconde en la mujer, en consonancia con las palabras de Nieztsche en Así habló Zaratustra "todo lo de la mujer sólo tiene una solución: el embrazo". A día de hoy, tal afirmación parece un poco peregrina, dada la forma de vida alcanzada en nuestra sociedad del bienestar, en la que tener un hijo se ha convertido (en opinión de muchos) en un lujo. ¿Realmente es un lujo o una imposibilidad tener hijos, o hemos alcanzado ese estadio de las sociedad cuyo nivel de vida hace aflorar el egoísmo y la negación a entregar tiempo y sacrificarse por ellos?

En biología, la estrategia K consiste en que una especie que vive en condiciones adversas para la supervivencia, aumenta el nivel de natalidad para garantizar su supervivencia. En los países más desarrollados, sucede a la inversa, y ello forma parte, entre otras causas, del fenómeno de la inmigración. En España, si ir más lejos, la población envejece día a día y nacen menos niños. La mujer, deseosa legítimamente de alcanzar la igualdad con el hombre, accede o trata de acceder al mercado laboral. Tener hijos es un impedimento. Por el contrario, en la España rural de Yerma, las mujeres tienen asignado un papel inamovible. Cuidar la casa, tener hijos (futura mano de obra) y cuidarlos. La no consecución de este objetivo, deviene fracaso biológico y existencial en la mente de la protagonista, y su incapacidad para romper con las normas o su adicción a su estado obsesivo, o ambas cosas, la llevan a terminar con la causa que ella considera responsable de su fracaso como mujer-madre. Así, el asesinato de su marido, es una imagen que simboliza la fuerza de una mujer imparable en su obsesión triunfando físicamente por convicción de su voluntad, frente a un hombre que es símbolo de una masculinidad inerte, sorprendida por lo inesperado. También lo dijo Nieztsche, que el hombre debía temer a la mujer, porque ésta es capaz de hacer cualquier cosa por amor, incluso por el amor hacia el hijo no nacido.

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